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      La deshidratación puede reducir el rendimiento deportivo hasta en un 30%. Esta  guía definitiva te ayudará a entender cómo una correcta hidratación puede  maximizar tu rendimiento y prevenir lesiones, basándonos en la última evidencia  científica y recomendaciones de expertos. 

      Contenidos

      1. Fundamentos de la Hidratación Deportiva
      2. Hidratación Según el Tipo de Deporte
      3. Protocolo de Hidratación por Fases
      4. Señales de Deshidratación
      5. Recomendaciones Personalizadas
      6. Mitos y Verdades sobre la Hidratación Deportiva
      7. Conclusiones
      8. Referencias y Fuentes de Información

      1.Fundamentos de la Hidratación Deportiva

      Bases fisiológicas y científicas

      El cuerpo humano depende casi en su totalidad del agua para sostener procesos vitales,  entre los que se destaca la termorregulación, el transporte de nutrientes y la eliminación  de desechos. Durante el ejercicio, el aumento de la temperatura corporal provoca una  mayor sudoración, lo que conlleva una pérdida significativa de líquidos y electrolitos.  Estudios demuestran que incluso una deshidratación leve –por ejemplo, de un 2% del  peso corporal– puede afectar negativamente el rendimiento físico; se observan  reducciones en la fuerza muscular, resistencia y coordinación. 

      El agua actúa como medio de transporte de oxígeno y nutrientes hacia los tejidos, y su  deficiencia impacta directamente en la capacidad del sistema cardiovascular para  mantener un flujo sanguíneo adecuado durante el esfuerzo físico. Paralelamente, la  función cognitiva también se ve comprometida; la hidratación insuficiente afecta la  concentración y la toma de decisiones, factores cruciales en actividades deportivas que  exigen precisión y rapidez.

      Impacto de la deshidratación en el organismo
      La deshidratación genera diversos efectos adversos en el cuerpo:

      • Sistema cardiovascular: La reducción del volumen plasmático  incrementa la frecuencia cardíaca y disminuye el rendimiento general del  sistema circulatorio.
      • Regulación térmica: Con menos agua para disipar el calor, se incrementa  el riesgo de golpe de calor y agotamiento térmico.
      • Función muscular y cognitiva: La disminución de la capacidad de  contracción muscular y la aparición de calambres se asocian a  deficiencias en la reposición de líquidos y electrolitos, mientras que la  función cerebral pierde eficacia, afectando el estado de alerta y la  memoria.

      Factores que afectan las necesidades de hidratación

      Diversos estudios respaldan estos hallazgos y recalcan la necesidad de implementar  medidas preventivas en los regímenes de entrenamiento para asegurar un estado óptimo  de hidratación (véanse, por ejemplo, recomendaciones del American College of Sports  Medicine y publicaciones en Runner’s World).

       

      2.Hidratación Según el Tipo de Deporte

      Deportes de resistencia
      En disciplinas como el running, ciclismo y triatlón, el esfuerzo es prolongado y la  pérdida de líquidos es elevada debido a la sudoración constante. Para estos deportes se  recomienda:

      •  Pre-ejercicio: La ingesta debe situarse entre 250 y 500 ml de bebida  isotónica aproximadamente en la hora previa, dividida en tomas periódicas  para favorecer la absorción gradual
      • Durante el ejercicio: Es aconsejable consumir entre 0.7 y 1 litro de  líquidos por hora. Las bebidas isotónicas deben aportar entre 460-1150 mg  de sodio por litro y contener entre 5% y 9% de carbohidratos, facilitando la  reposición de energía y electrolitos.
      • Post-ejercicio: La estrategia consiste en reponer al menos el 150% del  peso perdido. Así, si un deportista pierde 1.5 kg durante la actividad,  deberá consumir aproximadamente 2.25 litros de líquido para una  adecuada recuperación.

      Estos protocolos se ajustan en función de la tasa de sudoración individual y las  condiciones ambientales, siendo crucial adaptar los planes de hidratación en función de  la intensidad del ejercicio y la temperatura ambiente.

      Deportes de fuerza
      Actividades como el levantamiento de pesas o el entrenamiento de crossfit, aunque  implican esfuerzos de corta duración, requieren una adecuada reposición de líquidos  para prevenir calambres y garantizar la óptima función muscular:

      • Pre-ejercicio: Se recomienda consumir alrededor de 500 ml de agua o  bebida isotónica 1-2 horas antes.
      • Durante el ejercicio: La ingesta se realiza en pequeños sorbos,  aproximadamente 100-200 ml cada 15-20 minutos, extendiéndose en  sesiones que duren más de una hora.
      • Post-ejercicio: Es fundamental consumir líquidos que incluyan  electrolitos, combinados con una fuente de proteínas y carbohidratos (por  ejemplo, una bebida con proporción 3:1 en carbohidratos/proteínas) para  favorecer el proceso de recuperación muscular.

      Deportes de equipo
      Deportes como el fútbol, baloncesto o hockey combinan esfuerzos intermitentes y de  alta intensidad con periodos de recuperación. En estos casos, las estrategias de  hidratación deben contemplar:

      • Pre-ejercicio:  Consumir 500 ml aproximadamente 2 horas antes de la  actividad, con especial énfasis en climas cálidos, en los que se  recomienda incluir electrolitos adicionales.
      • Durante el ejercicio: La toma regular de 150-300 ml cada 15-20 minutos  durante los intervalos o descansos ayuda a mantener los niveles  adecuados de hidratación.
      • Post-ejercicio: Se debe calcular la cantidad de líquidos perdidos y  reponerlos de manera proporcional, utilizando bebidas isotónicas para  mejorar la recuperación y restaurar la función muscular.

      Cada tipo de disciplina deportiva exige adaptar los protocolos de hidratación a la  intensidad del ejercicio, la duración y las condiciones ambientales, de modo que se  minimicen los riesgos de fatiga y lesiones.

      3.Protocolo de Hidratación en las Diferentes Fases del Ejercicio

      Hidratación pre ejercicioEl objetivo de la hidratación previa es iniciar la actividad física en un estado de  equilibrio hídrico óptimo. Una ingesta insuficiente prebiótica puede predisponer al  deportista a un déficit que se agrave durante el ejercicio.

      • Se recomienda beber entre 500 y 600 ml de agua o bebidas sin cafeína 2-3  horas antes del ejercicio para permitir la absorción y eliminación del exceso  de líquido.
      • Aproximadamente 30 minutos antes, se pueden consumir 200-250 ml  adicionales, preferiblemente en forma de bebida isotónica en climas calurosos o cuando se espera una alta demanda de energía y electrolitos.

      Adicionalmente, la integración de alimentos ricos en agua, como frutas y verduras,  contribuye a una mejor hidratación desde el inicio de la actividad. 

      Hidratación durante el ejercicio
      Durante el ejercicio se produce una pérdida constante de líquidos a través del sudor, lo  que puede afectar la capacidad de mantener la homeostasis. Las estrategias de  hidratación durante el esfuerzo deben ser dinámicas y adaptarse a la intensidad y la  duración del ejercicio:

      • Una pauta general es ingerir entre 150 y 200 ml de líquidos cada 15-20  minutos, lo que equivale a aproximadamente 0.7-1 litro por hora.
      • En ejercicios prolongados o de alta intensidad, se recomienda el uso de  bebidas isotónicas que aporten carbohidratos (entre el 6% y el 8% de  concentración) y electrolitos, principalmente sodio, potasio y cloro.
      • En condiciones extremas, como en climas calurosos o de gran humedad, la  tasa de ingesta puede necesitar ajustes para compensar mayores pérdidas  por sudoración. 

      Hidratación post ejercicio
      La recuperación inmediata tras el ejercicio es crucial para normalizar el balance hídrico  y acelerar la reparación muscular:

      •  Es aconsejable reponer entre el 150% y el 200% de los líquidos perdidos  durante el ejercicio. Por ejemplo, si se pierden 500 g, la ingestión  recomendada será de 750 a 1000ml de líquido
      • La combinación de agua mineral natural con electrolitos y carbohidratos  facilita la restauración del glucógeno muscular y la corrección del  desequilibrio osmótico.
      •  Los alimentos ricos en agua, como frutas y ensaladas, pueden  complementar esta rehidratación y aportar vitaminas y minerales  esenciales.

       

      Así, un protocolo bien estructurado integra medidas concretas y personalizadas en cada  fase de la actividad deportiva para optimizar tanto el rendimiento como la recuperación

       

      4.Señales de Deshidratación y Métodos de Prevención

      Signos físicos y mentales de alerta
      Una adecuada monitorización del estado de hidratación es vital para prevenir efectos  nocivos. Los signos de deshidratación pueden presentarse de manera sutil en etapas  iniciales e intensificarse rápidamente si no se corrigen:

      •  Signos físicos:
        · Fatiga muscular y calambres, que indican una alteración en la  función contráctil debido a la deficiencia de electrolitos.
        · Incremento en la frecuencia cardíaca, consecuencia de la reducción del volumen plasmático y la disminución en la capacidad  de transporte de oxígeno.
        · Piel seca, tirante y una disminución en la producción de sudor,  mecanismos que intentan conservar los líquidos.
        · Orina oscura, que refleja una mayor concentración de desechos y la  insuficiente reposición de agua.
      • Signos mentales:
        · Disminución en la capacidad de concentración y un aumento en la  sensación de fatiga.
        · Mareos, confusión y dolores de cabeza, atribuibles a la disminución  en el aporte de oxígeno al cerebro.

      Herramientas de monitoreo
      El seguimiento del estado de hidratación puede realizarse mediante métodos sencillos y  efectivos:

      • La observación del color de la orina es un indicador práctico; un tono  claro denota buena hidratación, mientras que un color oscuro sugiere  deshidratación.
      • El control del peso corporal antes y después del ejercicio permite medir la  pérdida de líquidos; una reducción superior al 2% del peso inicial es  indicativo de deshidratación.
      • El monitoreo de la frecuencia cardíaca puede revelar incrementos  anómalos asociados a una baja disponibilidad de líquido y electrolitos.

      Estrategias de prevención
      Implementar una rutina de hidratación antes, durante y después del ejercicio es clave  para prevenir la deshidratación. Entre las medidas más efectivas se encuentran:

      • Establecer horarios de ingesta de líquido, sin esperar a sentir sed.
      • Utilizar bebidas isotónicas en situaciones de ejercicios prolongados o en  ambientes de alta temperatura para reponer rápidamente electrolitos y  carbohidratos. 
      •  Complementar la hidratación con alimentos ricos en agua mineral natural,  tales como frutas (sandía, fresas) y vegetales, que además aportan  nutrientes esenciales.
      • Adaptar la estrategia en función de las condiciones ambientales,  especialmente en climas fríos o de altitud, donde el mecanismo de pérdida  de líquido puede variar.

      Estas estrategias, respaldadas por la evidencia científica, permiten mantener un nivel de  hidratación óptimo y facilitan la prevención de efectos adversos en el rendimiento  deportivo.  

       

       

      5.Recomendaciones Personalizadas Según el Perfil Deportivo

      La planificación de la hidratación debe tener en cuenta las características individuales  del deportista, ya que variables como edad, género y composición corporal, así como el  tipo y la intensidad del ejercicio, inciden en las necesidades hídricas.

      Factores individuales

      • Edad:
        Los niños y adolescentes tienen una capacidad termorreguladora diferente y  pueden requerir estrategias de hidratación más cuidadosas. Además, en adultos  mayores la sensación de sed disminuye, lo que demanda una monitorización  constante para evitar un déficit de líquidos.
      •  Género:
        Las diferencias en la masa corporal y la tasa de sudoración pueden implicar que  las mujeres necesiten ajustar su ingesta de líquidos según factores fisiológicos  inherentes, especialmente durante el ciclo menstrual, cuando las variaciones en  la retención de líquidos son comunes.
      •  Peso y composición corporal:
        Individuos con mayor masa muscular y peso tienden a sudar en mayor  proporción y, por ende, requieren un mayor aporte hídrico para reponer las  pérdidas. El porcentaje de grasa corporal también influye, ya que afecta la  eficiencia en la termorregulación.
      • Intensidad y duración del ejercicio:
        Actividades de alta intensidad o de larga duración aumentan la pérdida de  líquidos. De allí que se recomiende ingerir entre 0,6 y 1 litro de líquidos por  cada hora de ejercicio intenso, pudiendo ajustarse en función de la tasa de  sudoración individual.
      • Condiciones climáticas:
        Las altas temperaturas y niveles de humedad imponen un mayor requerimiento  de líquidos y electrolitos. En climas fríos, aunque la pérdida de sudor puede ser  menor, la respiración acelerada puede provocar deshidratación si la ingesta no es  constante.


      Protocolos personalizados

      En base a las variables descritas, se sugiere:

      • Antes del ejercicio:
        Consumir entre 400 y 600 ml de líquido 2 a 3 horas antes, incrementando la  ingesta en ambientes calurosos o en deportistas de alta masa corporal.
      • Durante el ejercicio:
        Ajustar la toma de líquidos a 150-250 ml cada 15-20 minutos. Para  exámenes prolongados o de alta intensidad, elegir bebidas isotónicas que  aporten electrolitos y carbohidratos.
      • Después del ejercicio:
        Reponer entre un 150% y un 200% de los líquidos perdidos, acompañando  la ingesta con alimentos o bebidas que aporten nutrientes y favorezcan la  recuperación muscular.

      Estas recomendaciones deben ser adaptadas de manera individual a cada deportista,  eventualmente con la colaboración de nutricionistas y entrenadores especializados, para  establecer un protocolo que maximice el rendimiento sin comprometer la salud.

       

      6.Mitos y Verdades sobre la Hidratación Deportiva

      Análisis crítico de creencias comunes
      A lo largo del tiempo, algunas ideas erróneas han permeado en la concepción  popular sobre la hidratación en el deporte. Es fundamental desmentir estos mitos  para que la toma de decisiones se base en evidencia científica:

      • Mito: «Beber ocho vasos de agua mineral natural al día es obligatorio.»
        La cantidad de agua mineral natural necesaria varía en función de la actividad, el  clima y las características individuales. No existe una regla universal, y además  se debe considerar la hidratación proveniente de alimentos ricos en agua mineral  natural. 
      • Mito: «Las bebidas isotónicas son necesarias para todos los deportistas.»
        Aunque las bebidas isotónicas son fundamentales para ejercicios prolongados e  intensos, en actividades de baja intensidad o corta duración el consumo de agua  mineral natural es suficiente. El uso indiscriminado de estas bebidas puede  aportar azúcares innecesarios y provocar efectos adversos si no se queman con el  ejercicio.
      •  Mito: «Solo debes beber agua mineral natural cuando tienes sed.»
        La sensación de sed es un indicador tardío de deshidratación, especialmente durante el ejercicio. Es conveniente establecer hábitos regulares de ingesta de  líquidos para evitar déficits hídricos que perjudiquen el rendimiento.
      • Mito: «Beber mucha agua mineral natural siempre es bueno.»
        El exceso de agua mineral natural sin la correspondiente reposición de  electrolitos puede conducir a la hiponatremia, un riesgo serio y potencialmente  mortal en deportistas que llevan a cabo entrenamientos intensos. 
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      Verdades basadas en la evidencia

      • El agua mineral natural es suficiente para la mayoría de las personas en  actividades de intensidad moderada y corta duración, siendo la opción  ideal para mantener la hidratación sin añadir calorías innecesarias. 
      • Las bebidas isotónicas resultan esenciales en ejercicios prolongados o  de alta intensidad, al permitir la reposición simultánea de líquidos,  electrolitos y carbohidratos necesarios para sostener el rendimiento.
      • La hidratación afecta tanto el rendimiento físico como el mental; la  deshidratación, incluso en niveles leves, puede afectar la concentración, la  fuerza muscular y la coordinación, comprometiendo la actividad deportiva.

      Los electrolitos (sodio, potasio, magnesio) son componentes críticos que, junto con el  agua mineral natural, aseguran el balance osmótico y el correcto funcionamiento  neuromuscular. Su reposición es fundamental durante y después del ejercicio,  especialmente en ambientes de alta temperatura.

       

      7.Conclusiones

      La hidratación deportiva es un factor determinante en el rendimiento físico y mental.  Esta guía ha mostrado, a través de un extenso análisis de los fundamentos científicos,  protocolos diferenciados por tipo de deporte, estrategias prácticas en cada fase del  ejercicio, indicadores de deshidratación y recomendaciones adaptadas a diversas  características individuales, que una hidratación adecuada puede prevenir la fatiga,  optimizar la recuperación y disminuir el riesgo de lesiones. 

      Cada deportista se beneficia de un plan de hidratación personalizado que tenga en  cuenta la naturaleza del esfuerzo, las condiciones ambientales y características  personales como la edad, el género y la composición corporal. Asimismo, es crucial  desmitificar creencias erróneas para tomar decisiones fundamentadas y basadas en la  evidencia.  

      Se recomienda a los entrenadores y profesionales de la salud deportiva integrar estos  protocolos en la planificación del entrenamiento, combinándolos con evaluaciones  periódicas del estado de hidratación y la consulta con especialistas en nutrición  deportiva, para asegurar un rendimiento óptimo y la prevención de complicaciones  derivadas de la deshidratación.

       

      8.Referencias y Fuentes de Información

      American College of Sports Medicine. (Fuentes consultadas en artículos
      especializados sobre hidratación y rendimiento deportivo).
      Runner’s World – Artículos y estudios sobre los efectos de la deshidratación
      en el rendimiento.
      Centers for Disease Control and Prevention (CDC) – Recomendaciones
      generales sobre ingesta de líquidos.
      • Publicaciones especializadas en nutrición deportiva (Academia de
      Nutrición y Dietética, Universidad de O’Higgins).
      • Recursos en línea especializados en salud y bienestar deportivo (Correr es
      Vivir, Lifestyle Fit).

      AquaBlue
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